
Una liebre mordisqueaba plantas en un campo cuando notó a un cazador que nunca había visto patrullar el área con su perro de caza. "Ahora tendré que ser más astuta que dos predadores -pensó el animal-, y como ese perro es mucho más joven que yo, debe ser mucho más rápido también. Para contrarrestar la velocidad del perro, tendré que conocer al dedillo cada centímetro del terreno ".
Durante esa noche, la liebre saltó a los campos, pues sabía que el cazador no estaría. Estudió cada escondite, caya hoyo y cada recoveco por el cual escabullirse. Unos días mas tarde, el perro avisoró a la liebre y se inició la persecución. La liebre al conocer los escondites escapó con facilidad. El perro decepcionado y cansado volvió donde el cazador. Un pastor de cabras que vió lo sucedido se acercó y rependió al perro por no lograr atrapar a la liebre, a lo que el respondió: "Hay algo que usted olvida. Yo corría motivado por mi cena, en cambio la liebre corría por su vida".
En esta fábula de Esopo*, la moraleja es que la iniciativa es hija de la necesidad; pero veámoslo desde el punto de vista empresarial. ¿Qué es la iniciativa?, es esa llama que nos motiva a hacer las cosas sin que nos digan que hacer, sea por mejorar nuestras funciones, la empresa y sobretodo, ser mejores porque lo deseamos. Sabiendo qué significa, nos preguntamos entonces: ¿Tenemos iniciativa en nuestro trabajo? ¿Nuestros empleados toman la iniciativa en sus cargos?. Muchas veces nuestros trabajadores temen tener iniciativa porque puede ser que no se los reconozcan, desmererzcan su idea o aporte, un mal jefe tome el crédito o porque sólo los sobrecargue de trabajo sin recibir el reconocimiento que merecen. No hablamos de un reconocimiento monetario, sino de ser valorados por sus ideas y aportes frente a los demás. Pero también tenemos mucha gente inteligente pero que carece de iniciativa, por lo cual debemos cultivar que se practique la iniciativa en las empresas.
La iniciativa personal puede marcar la diferencia entre el fracaso y el éxito en los negocios. No lo olvides!
*Fuente: David Noonan. Esopo, lecciones de negocio.2005.
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